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Los talleres

Unos ochenta alumnos del CRA de la Sierra de Albarracín, que incluye pueblos como Guadalaviar, Griegos, Villar, Tramacastilla Terriente, Frías de Albarracín, Royela, Torres y Noguera, participan en esta edición de los Encuentros Literarios de Albarracín.

Los estudiantes tienen entre 3 y 13 años. Los niños de segundo y tercero hacen libros con Elisa Arguilé y Fernando Lasheras, que las partes: dice que en la biografía hay que contar algo sobre la vida del autor, y propone hacer un collage con fotos de suplementos, para construir una cara.

Pilar Tena y Javier Solchaga realizan un taller de pintura y esculturas efímeras. Los alumnos, de entre tres y seis años, construyen patos que pintan con témperas. Un chico se pinta con témpera las manos; otra añade unas olas. "En cuanto superan la fase de la instrucción", dice Pilar Tena, "empiezan a disfrutar".

Javier Torres muestra su colección de móviles: desde el antiguo Mobiline, que costaba 450.000 pesetas y que es enorme, a los últimos modelos, con Windows Mobile. En el Nokia 66 00 de Torres puede verse "Futurama" y "V de Vendetta". Javier Torres también se ha instalado el Diccionario de la Real Academia de la Lengua; explica a los alumnos cómo utilizar el GPS como peatón o conductor, y les muestra la instalación de un teclado inalámbrico.

 José Antonio Melendo imparte un taller de fotografía digital. Enseña cámaras diferentes, recomienda llevar siempre la cuerda en la muñeca -"el cinturó de seguridad de la cámara"-; a continuación va con sus alumnos a fotografiar las calles de Albarracín.

Historia de la trompeta

El taller del músico de Carlos Roldán es el más espectacular. Tiene un mapa del mundo; ha extendido un montón de instrumentos en una mesa. Roldán habla de los instrumentos de viento: la diferencia entre tubo abierto y cerrado (hace que los chicos jueguen con un tubo, que produce un sonido agudo cuando se mueve rápido), y los antecedentes de la trompeta en distintas partes del mundo: muestra instrumentos que los nepalíes o los aborígenes australianos empleaban, y afirma que "en casi todas las fiestas hay un hippy o un neohippy que los toca". De ahí Roldán pasa a las trompetas de metal, al momento en que la música dejó de ser una forma de comunicarse con la divinidad o la naturaleza y empezó a servir para la diversión entre los hombres.

El realizador Alberto Gámez habla con Beatriz, Estela y Sofía de la televisión y les dice que tienen que cubrir rápidamente la parte teórica, antes de salir a rodar por las calles. Una profesora le graba mientras habla.

Los alumnos de Enrique Villagrasa leen sus poemas en voz alta. "Flores, subid/ que la vida hay que vestir", dice Carolina. Verónica ha escrito tres, y Rubén dice que necesita el nombre de una playa.

Los alumnos de Elisa Arguilé y Fernando Lasheras ya han hecho sus libros: tienen portada, un breve resumen, un dibujo del autor y una breve biografía, título de la colección y otras obras interesantes, entre las que dos niños citan "Matar a la gente y suicidar". Otros chicos han editado "El ratón callejero", "El señor de las rosquillas, el fantasma y la abuela". La última chica no ha terminado del todo: el libro, lee, trata de una niña "que tenía miedo a sus pesadillas pero tenía miedo a la vida".

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