Editoriales grandes y pequeñas se encuentran en Teruel
La tercera jornada de los VII Encuentros Literarios de Albarracín, que organiza la fundación Santa María con el patrocinio de Endesa e Ibercaja, comenzó con una mesa redonda en torno a la edición de narrativa y ensayo en España. Malcom Otero Barral, responsable del área de ficción en Desino, trató de alejarse la mitificación del editor, que él considera un oficio que se aprende trabajando, y afirmó que las editoriales grandes posibilitan la existencia de las pequeñas. Chusé Raúl Usón, explicó la génesis de su sello editorial Xordica, que ya tiene doce años. Usón recordó que una editorial es una empresa y que, en ese sentido, un cierto conocimiento del mercado ayuda a la supervivencia de la editorial. En ese sentido, Miguel Aguilar, responsable de las publicaciones de no ficción de Debate, precisó que, en realidad, la diferencia más importante estaría entre la “edición literaria”, que se preocupa por los contenidos, y la “edición comercial”, que se rige por criterios empresariales, y no entre ficción y no ficción.
Ricardo Vila, fotógrafo y autor de libros como Siete años con las aves, repasó su trayectoria y las dificultades de la edición de libros de fotografía, que le llevaron a convertirse en editor de su primer libro “para poder controlar las impresiones, el tipo de papel y conseguir que el libro fuera como uno quiere”. Afirmó, además, que en su caso “el comienzo viene determinado por el riesgo” y que para que los libros de fotos sean accesibles es preferible limitar el número de páginas y la extensión de los textos.
Los alumnos de la Escuela de Diseño de Aragón expusieron sus trabajos: un experimento de diseño de libro a partir del cuento “Querida novia” publicado en La edad del pavo de Daniel Gascón. Mostraron una serie de creaciones llenas de ingenio e imaginación de libros únicos, casi objetos de colección. La profesora Isabel Biscarri, que propuso el proyecto, acompañó a los estudiantes en las descripciones.
Por la tarde, Luis Miguel Redondo, de Libros del Asteroide; José Ángel Zapatero, de Menoscuarto; Eduardo Riestra, de Ediciones el Viento; y Enrique Rodel, de Editorial Funambulista, hablaron del lugar que ocupan los nuevos sellos independientes en el panorama nacional desde su propia experiencia editorial. “Queríamos prestar atención al lector, que es quizá el gran olvidado del mundo editorial”, explicó Redondo, mientras que Riestra y Rodel apostaron por la literatura de calidad y la recuperación de clásicos contemporáneos, y Zapatero reivindicó “la intensidad, la precisión y la concisión de la narrativa breve”.
Malcom Otero Barral desmintió los tópicos que rodean la figura del legendario editor Carlos Barral. En una amena charla llena de anécdotas, Otero ofreció una perspectiva humana y desmitificadora de su abuelo: “el editor no puede estar por encima del escritor”, afirmó Otero.Gervasio Sánchez cerró la jornada aportando su visión personal de la edición desde el punto de vista de un reportero de guerra. Se proyectaron, además, algunos de los trabajos del fotógrafo, reportero y escritor.
Por la noche, Vinos Chueca dio un concierto en el Molino del Gato.
Hoy concluye la séptima edición de los Encuentros Literarios que coordina Antón Castro. La jornada contará con las intervenciones del fotógrafo José Antonio Melendo, la traductora y editora Silvia Meucci, y con la conferencia de Jaume Vallcorba, responsable de Acantilado y Quaderns Crema.
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